El carnaval por el mundo

Entre los sabios refranes populares, existe uno especialmente dedicado a esta época que resume el entusiasmo de quien la celebra: «la vida son dos días y el carnaval son tres». Y la verdad es que cuando se trata de celebrar a lo grande, ni todo el tiempo del mundo parece ser suficiente.
Este «adiós a la carne» que anuncia la llegada de la Cuaresma celebrada por la iglesia Católica tiene un distante origen que se remonta a 600 años a. C., en la civilización griega. 

Siglos después, los países católicos abrazaron la tradición y, a través de la colonización, la llevaron hasta destinos tan lejanos como Brasil y África.

Un poco por todo el mundo, la tradición se mantiene, adaptándose a la cultura del país en la que se estableció. Tanto en Brasil, como en Colombia, Italia o Francia, son ciertamente más de tres días de fiesta. Esté preparado para lo que venga: no se olvide de que «es carnaval, nadie lo toma a mal». Actualmente, Brasil es uno de los países más tolerantes de Sudamérica y, como tal, Río de Janeiro es el destino perfecto para aquellos que quieran dejar volar su imaginación y liberarse de cualquier complejo. Relájese y sea bienvenido a la ciudad maravillosa, también conocida como la capital del carnaval.

Las celebraciones que preceden al Miércoles de Ceniza son el resultado de un año de intensas preparaciones. Empiezan oficialmente con la coronación del rey Momo, un divertido maestro de ceremonias que recibe las llaves de la ciudad como símbolo del inicio de su reinado. 

Una vez dentro de la fiesta, es imposible escapar de él. Hay más de 300 bloques de carnaval que representan un barrio, cada uno con su tema. Entre los más famosos (e históricos), destacan Cordão da Bola Preta, Banda de Ipanema, Sovaco de Cristo — que se presenta en el barrio de Jardim Botânico —, y Bloco das Carmelitas — que desfila en Santa Teresa. 

Las calles se cierran al tráfico y se llenan de gente de todas las edades, colores y clases sociales. Bailarinas profesionales y participantes mueven su cuerpo al ritmo de samba, un estilo inventado por los afrobrasileños a inicios del siglo XX. 

Lugar de los mejores desfiles, el sambódromo tiene una capacidad para 72 000 personas, aunque se aconseja comprar el billete con bastante antelación. ¿No se lo cree? El carnaval de Río atrae a unas 500 000 personas al año.

«Bahía, la mayor explosión de alegría»

El lema del carnaval de Salvador de Bahía hay que tomárselo muy en serio. Todavía más prolongado que el de Río, las celebraciones empiezan seis días antes del Miércoles de Ceniza.

¿Sabía que fue aquí que se puso en marcha el primer trío eléctrico? En 1950, Adolfo Dodô Nascimento y Osmar Alves crearon la «Fobica», un viejo Ford de 1929 abierto y adaptado para pequeños conciertos móviles. Hoy en día, son obligatorios en las celebraciones bahianas los enormes camiones con actuaciones musicales en directo.

Para asistir a los desfiles que recorren la avenida Atlântica, puede alquilar un camarote fijo o ser un «pipoca» que acompaña a las personas que bailan por las calles. Y para la gente local, el baile es otro. El axé es una mezcla de frevo y afoxé, ambos de herencia cultural africana, representada con gran fuerza en esta ciudad.

Los circuitos más tradicionales para los desfiles son el de la Barra da Ondina / Dodô, Campo Grande / Osmar y Batatinha / Pelourinho, en el centro histórico. Si quiere evitar los desfiles pero no se quiere perder las actuaciones musicales, los barrios de Itapuã, Cajazeiras, Plataforma, Liberdade, Periperi y Boca do Rio se llenan de artistas conocidos y de ritmos muy calientes.

Marionetas y Flores

Al igual que en muchas otras ciudades, el carnaval llegó a Niza como justificación para las personas que regalaban a sí mismos con grandes fiestas antes de la imposición de la Cuaresma. La referencia más antigua data de 1294, cuando el conde Charles d’Anjou mencionó los «días de gran celebración» que allí pasó. 

Siglos después, la tradición perdura. El carnaval moderno empezó en 1873, y el centro de la fiesta sigue siendo la Place Massena, la principal de la ciudad.

Además de los desfiles de enormes marionetas, son también famosos los desfiles de flores. Todos los años, en el Paseo de los Ingleses, puede asistir a una batalla épica de colores y olores, en el momento en que miles de flores son lanzadas al público desde 16 coches. 

En la última celebración, el rey del carnaval desfila por la playa y se escuchan gritos de «¡Viva el rey! ¡El rey ha muerto!». Y para la fiesta de Niza, los confeti y las serpentinas son indispensables, y puede comprarlos en cualquier esquina.

Hay otros festivales en los alrededores si desea huir de la algazara: aproveche para escaparse a Menton (a 30 minutos de Niza), donde se celebra el Festival del Limón o a Villefranche, una ciudad a la orilla del río donde se conmemora una fantástica batalla de las flores… dentro del agua.

La fiesta de la ilusión

De vuelta en el frío de Europa, la propensión a utilizar una máscara y una bata larga de terciopelo, típica del Carnaval de Venecia, puede llegar a ser muy útil... Aunque en verdad, el uso de la máscara es mucho más teatral y misterioso de lo que podría imaginar.

Durante las celebraciones, los nobles y el pueblo tenían autorización para comer y beber sin revelar su identidad. Dentro del sistema jerárquico rígido del siglo XVII, el uso de la máscara era la disculpa perfecta para celebrar sin miedo de las consecuencias. Fuese un príncipe o un ladrón, nada importaba para la ocasión.

Poco se ha perdido de esa teatralidad de la época y el uso de la máscara se ha mantenido. Desde la «barta» blanca tradicional, a otras más bizarras como la de «medico della peste», es cuestión de gustos. El concurso de la mejor máscara tiene lugar en marzo y es una manera de exhibir los mejores trajes en la Plaza de San Marcos, donde todo sucede.

Las dos semanas que preceden a la Cuaresma son inauguradas con el «Vuelo del ángel», en el que una joven enmascarada desciende desde el campanario de la basílica de San Marcos hasta el centro de la plaza. Quedan oficialmente inauguradas las fiestas de la ilusión. Aproveche la escapada y entre en el juego.

Carnaval de Blancos y Negros

Colombia es uno de los países que recibió de España su tradición carnavalesca. Al norte de su capital, Bogotá, el primer carnaval de Barranquilla fue celebrado hace más de 100 años, cuando la ciudad no pasaba de una pequeña población. 

Prepárese para una verdadera mezcla de colores, razas, creencias y ritmos. Desde descendientes de indígenas, colonos españoles o africanos traídos como esclavos, hasta inmigrantes, la fusión de culturas ha originado una fiesta increíble que celebre la diferencia.

Empieza cuatro días antes del Miércoles de Ceniza y alcanza su auge durante la famosa (y muy colorida) Batalla de las Flores. Las atenciones en este desfile se dividen entre el rey Momo, María Moñito, el Hombre Caimán y los grupos de bailarines y enmascarados, como las marimondas y las gigantonas.

Para acabar a lo grande, la muerte de Joselito Carnaval simboliza el inicio de la Cuaresma y el final de las celebraciones. Poco antes del entierro, en el Desfile de la 84, la reina del carnaval se viste de negro y finge ser la viuda llorona de su marido. 

Pero el lema de Barranquilla debe seguirse al pie de la letra: «Quien lo vive, es quien lo goza». Como quien lo vive es el que se puede divertir, la fiesta sigue hasta el entierro, con una sucesión de bailes y ritmos tradicionales colombianos: cumbia, porro, mapale, gaita, chandé, fandango y puya...

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