Helsinki, Ciudad de Piedra y Poesía

Tras haber formado parte del reino de Suecia, Finlandia se vio bajo dominio de Rusia a inicios del siglo XIX. En este periodo, Helsinki fue profundamente reconstruida como una moderna capital europea de estilo neoclásico, a semejanza de San Petersburgo. Pero el cambio de siglo trajo la necesidad de establecer una identidad cultural propia. Una de esas manifestaciones fue el jugendstil.

Alrededor de 1900, florecía el romanticismo finlandés, que buscaba una afirmación de identidad nacional. Este movimiento cultural se reflejó en el paisaje urbano, materializándose en la construcción de edificios inspirados en el estilo conocido como Art Nouveau en Francia y Jugendstil en Alemania, denominación adoptada también por los finlandeses. Un nuevo enfoque de las artes plásticas, el diseño y la arquitectura, con énfasis en las curvas y formas orgánicas inspiradas en la naturaleza, las artes decorativas y usos creativos de la iluminación urbana.

Junto con otros estilos modernos, Helsinki es un verdadero museo a cielo abierto del Jugendstil, con varios ejemplos de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Características comunes a todos ellos: la gran escala de los edificios y decoraciones, el uso de piedras como el granito y la apropiación del folclore finlandés para esta «nueva arquitectura». En muchos edificios son claramente visibles las referencias al Kalevala, el ancestral poema épico que forma la base de la literatura y el folclore finlandeses.

Gárgolas, osos y gnomos

 Los aficionados a la arquitectura tendrán entonces que poner rumbo, preferentemente a pie, pudiendo empezar por el norte de la ciudad, donde se encuentra la Iglesia de Kallio. Construida en 1912, se trata de una obra grandiosa, de la autoría del arquitecto Lars Sonck. Destacan una gran torre, el interior suntuoso y la peculiar estética granítica del edificio. La iglesia tiene también una perfecta acústica y aquí son frecuentes los recitales de órgano y música sacra.

También al norte del centro encontramos el Pohjola, edificio de una antigua compañía de seguros, creado por Eliel Saarinen. Datado de 1901, este edificio rústico se encuadra totalmente dentro de los principios del movimiento cultural. Tanto la fachada (cubierta de gárgolas, bajorrelieves de animales y bosques y figuras grotescas), como el interior (escaleras, vitrales en ventanas y ornamentos) nos remiten a las tradiciones populares y folclóricas finlandesas.

El arte nuevo en el centro de Helsinki

Cerca del centro se encuentra el barrio de Kruununhaka, con calles repletas de edificios más o menos discretos, coincidentes con el periodo histórico del Art Nouveau. El paseo puede llevarnos también a la zona vecina de Kaisaniemen, donde encontramos el Hotel Seurahuone, concebido por Armas Lindgren, y el Teatro Nacional Finlandés, datado de 1902, donde se combinan el neogótico y los elementos decorativos típicos del cambio de siglo. El arquitecto fue Onni Tarjanne.

Imprescindible es también la Rautatieasema (estación central de Helsinki).

Esta estación de tren es también de la autoría de Eliel Saarinen y fue construida en 1919. Además de su tamaño y de la gran torre con un reloj, destacan los dos pares de estatuas gigantes a la entrada. Representan figuras humanas sujetando lámparas esféricas, en una inflexión ya más Art Decó, estilo que dominaría en las décadas siguientes. Considerada un símbolo del romanticismo nacional finlandés, la Rautatieasema es también representativa del final de ese periodo, pues combina su interior lujoso con una fachada más racionalista y moderna. 

Por lo demás, este enfoque es típico del periodo tardío del Jugendstil, como se ejemplifica en el edificio de la Bolsa de Helsinki, de la misma época, y que, a pesar de estar integrado en esta corriente estética, presenta un estilo más simplificado y práctico.

Un canal separa el centro del barrio de Katajanokka, ubicado en una isla pegada al resto de la ciudad. Es otra de las zonas importantes para apreciar estas obras. Aquí, la mayoría de los edificios Jugendstil fueron construidos entre 1900 y 1920, y se encuentran varios ejemplos en la calle Luotsikatu. La variedad es la norma, y cabe notar que cada edificio tiene un diseño y estética distintos. A pesar de la preeminencia del art nouveau, también encontramos modernismo de la década de los 60 en Katajanokka, como es el caso del edificio Enso-Gutzeit, de la autoría de Alvar Aalto

Refrescar la mente y el cuerpo

Cerca de la estación de tren y el Teatro Nacional, podemos bucear en la colección de arte finlandés del Museo Nacional de Finlandia y disfrutar más la influencia de las tradiciones populares: estatuas de animales en las entradas y una sala central, donde se encuentra un conjunto de frescos con escenas Kalevala, pintado por Akseli Gallen-Kallela.

El edificio fue concebido por un trío de arquitectos: Armas Lindgren, Herman Gesellius y el siempre presente Eliel Saarinen. A continuación, vamos hasta Eira, un barrio próspero de la zona sur de Helsinki, también repleto de grandes casas y edificios de estilo Jugendstil. Destaca el Hospital de Eira, concebido por Lars Sonck.

Finalmente, al terminar un día de descubrimientos, nada como un baño y unas brazadas con gran estilo: aproveche las suntuosas piscinas de Yrjönkatu, construidas en la década de 1920, con el objetivo de proporcionar un ambiente relajante a los habitantes, y visitantes, de Helsinki.